Continuamos con la segunda y última parte nuestro pequeño homenaje a las mujeres que, con su talento y persevereancia, hicieron posible que el hombre llegara a la luna.
Katherine Johnson
Es una de las «figuras ocultas» de la NASA, visibilizada por la película con ese mismo nombre. Hoy centenaria, Johnson trabajaba como matemática computadora en la misión del Apolo 11, y sus cálculos contribuyeron a sincronizar el módulo lunar, Eagle, y el de mando, Columbia.
A los obstáculos que suponía ser mujer interesada en las ciencias en la época, Johnson sumaba además el ser negra. Ni ella ni sus hermanos podían asistir al instituto de su pueblo y tenían que desplazarse al campus de West Virginia State College, históricamente para negros.
En 1953 entró como computadora en el centro de investigación de Langley, de la antigua NACA, donde negras y blancas trabajaban segregadas. En poco tiempo pasó de trabajar en la sala de computadoras a hacerlo rodeada de ingenieros blancos.
La nave Mercury Redstone 3 que, en plena carrera espacial, llevó al primer estadounidense al espacio –Alan Shepard- seguía el recorrido calculado por Johnson. Sus matemáticas también fueron cruciales en la misión de John Glenn, el primer astronauta en orbitar la Tierra, cuya historia se relata en Figuras ocultas. Glenn dijo que no despegaría sin que Katherine Johnson confirmara todos los cálculos.
Johnson, que hoy en día tiene 100 años, trabajó en distintas misiones para la NASA hasta 1986.
JoAnn Hardin Morgan
De una generación diferente a la de Katherine Johson, Hardin tenía 28 años durante la misión del Apolo 11 y fue la única mujer presente en la sala de mando en el momento del lanzamiento. Fue la primera ingeniera aeroespacial del Centro Espacial Kennedy de la NASA, que se encargaba del programa Apolo.
Tras acabar la secundaria, en 1958, comenzó a estudiar matemáticas en la Universidad de Florida. Aprovechaba las vacaciones de verano para trabajar en la Agencia de Misiles Balísticos de la Armada en Cabo Cañaveral, donde su padre trabajaba como administrador de artillería. Sería en 1963, al acabar la universidad cuando se incorporaría a la NASA, donde trabajó desarrollando algoritmos y sistemas de procesamiento de datos hasta 2003.
Ellas fueron solo algunas de las mujeres que estuvieron detrás de uno de los mayores logros de la humanidad. Pero hubo muchas otras, cuyas labores trascendieron menos públicamente, que trabajaron igualmente duro para que Armstrong y Aldrin lo lograran.
Tras tantos años en segundo plano –o incluso tercero- el pasado mes de mayo la NASA anunció la misión Artemisa, que llevará por primera vez a una mujer a la Luna en 2024.
Fuente de los dos artículos: Paloma Valera, 12 de julio de 2019. Vogue Líderes
Fuente de la imagen destacada: Astochatgame en Twitter