Una luchadora por el respeto a la diversidad

El fin que perseguimos en «Programa DAR» son los derechos humanos. Es por eso que queremos recordar a Rigoberta Menchú, activista por estos derechos.

Nacida el 9 de enero de 1959 en Chimel (Uspatán, Guatemala) en una familia campesina maya, sufrió discriminación racial toda su vida, al igual que toda la población indígena del país.

En una época donde el conflicto armado entre el gobierno y grupos guerrilleros estaban a flor de piel en busca de justicia social y mejores condiciones de vida, el primero utilizó la violencia como método de represión, buscando exterminar la población maya.

Con la muerte de sus padres y su hermano mayor, ella se fue involucrando en causas sociales para denunciar las desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas en su país.

En 1979 se vio obligada a exiliarse en México, pero no dejó de luchar. Un ejemplo de esto fue la contribución que realizó en la elaboración de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, en la Organización de las Naciones Unidas.

Tanto trabajo le valió que, el 10 de diciembre del año 1992, le sea entregado el Premio Nobel de la Paz (siendo la primera indígena en recibirlo) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998).

Con el dinero del Premio creó la Fundación Vicente Menchú, cuya misión es contribuir a recuperar los valores humanos para la construcción de la paz mundial.

«Este premio es una de las grandes conquistas de la lucha por la paz, los derechos humanos y los derechos de los pueblos indígenas».

Discurso en la entrega del Premio Nobel de la Paz (1992).