Pedagogía vs. Paciencia

El poder pedagógico de la chancla

En una cultura digital diversa, los acuerdos y consensos surgen del diálogo respetuoso y valorando las diferencias. El diálogo requiere honestidad de las partes y exige que no se tomen represalias por pensar diferente. La libertad de expresión, además de ser un derecho universal, es el primer supuesto de todo llamado al diálogo. Sin embargo, nos falta recorrer mucho camino para convivir sin «bajar línea».

Comparto un fragmento de la nota publicada por Graciela Guadalupe en La Nación, respecto de las condiciones necesarias para generar un espacio adecuado para el diálogo, abierto a ideas y marcos referenciales diferentes pero intelectualmente honestos. Si bien la cita corresponde al Diputado Nacional Luis Juez puede, mutatis mutandis, aplicarse a la solución de problemas en sistemas complejos.

Venga. Acérquese que tenemos que hablar”, le decía el padre de un amigo cuando este se mandaba alguna macana. La “invitación” parecía bastante inofensiva, salvo porque lo trataba de usted, cosa que nunca hacía con sus hijos. El “usted” lo reservaba para situaciones en que la paciencia y la pedagogía le entraban en cortocircuito.

Debo confesar que mi padre era más pragmático. No invitaba a dialogar. Mandaba mensajes vía aérea. Un día corrí justo la cabeza cuando voló medio limón que terminó estrellándose en la pared de la cocina. Parece que le respondí mal a mi abuela. Como muchos padres de esa época, el mío reemplazaba la exploración del desarrollo cognitivo de Piaget por el zapatazo pedagógico.

Crédito de la imagen destacada: https://www.instagram.com/mimundoalex_ //