Día del maestro

Apenas entrabas al aula, te estaba esperando. Todos los días, agarraba una tiza, y enseñaba algo nuevo. Nos enseñó a escribir nuestro nombre, el abecedario, a leer, los números, sumar, restar y hasta nos explicaba como resolver problemas.

Siempre buscaba la forma más sencilla de decirnos las cosas para que, de esa forma, siempre las recordáramos.

¿Cómo olvidar los palitos de helado? Eran una buena forma de aprender a contar, el famoso dictado (que eran un montón de palabras) que si las escribías mal tenias que repetir la palabra un renglón entero,recortar palabras de las revistas, las tablas o la conjugación de verbos.

Si tuviera que escribir todas las cosas que nos enseñaron, no me alcanzaría el espacio para enumerarlas. Siempre nos ayudaban, cuando te equivocabas, a empezar de nuevo dándote una nueva oportunidad. Pero sobre todo, la enseñanza que nos dejaban es el respeto hacia el otro, la dedicación que cada día tenían al enseñar porque son la base para que nuestro futuro sea mejor.

Siempre hay un maestro o maestra que te queda en la memoria, y que en esta fecha vuelve a la mente porque marcó nuestra infancia.

Imagen diseñada por Estrella Pintos López, con otra en su interior obtenida de la página Pixabay.