Una comunicación está en lenguaje claro si la lengua, la estructura y el diseño son tan claros que el público al que está destinada puede encontrar fácilmente lo que necesita, comprende lo que encuentra y usa esa información. (International Plain Language Federation).
Comunicar en lenguaje claro no «infantiliza» a la audiencia. Por el contrario, nos abre las puertas para llegar a más personas. Adoptarlo en las prácticas docentes facilita la accesibilidad académica sin perder el rigor científico.
Por ejemplo, acercarse lo más posible al caudal léxico de los estudiantes para escoger una metáfora que genere preguntas, interés y entusiasmo suficientes para que la información se convierta en conocimiento. El conocimiento no se queda atrapado en la metáfora.
Veamos este ejemplo: el racismo explicado simple.
Sabemos que las diferentes razas de gallinas ponen huevos de distintos colores. Pero no importa el color de la cáscara: la yema es amarilla y la clara blanca.
A partir de aquí, podemos invitar a hacernos preguntas, organizarlas dentro de un marco de referencia y buscar respuestas en línea con los objetivos de aprendizaje.