«Oh héroe elegido, por favor salvanos de este atroz mal».
Aquellos que estén remotamente familiarizados con el género Fantasía en obras de origen asiático (especificamente Japón, China y Korea) sabrán que esta es una de las premisas más utilizadas en los ultimos años: El valiente héroe, traído por una profecía, una invocación, o el destino de la trama, es llevado a un largo viaje donde se vuelve progresivamente más fuerte y eventualmente acaba con el famoso «Dark lord» o la raiz de todos los problemas del mundo en cuestión.
Lo que es aún más admirable que su persistencia en el tiempo, es la forma en la que todas las historias comparten patrones entre sí que nos remiten directamente a Final Fantasy.
Un juego apasionado desarrollado por Squaresoft (hoy conocido como Square Enix) como ultimo intento antes de caer oficialmente en bancarota, de ahí el titulo Fantasía Final. Se dice que el creador estaba resignado por su falta de habilidad para hacer mecánicas interesantes pero tenia fé en su capacidad para contar historias. El resultado fue un juego con un éxito más allá de las expectativas, no solo salvó la compañia de la bancarrota, tambien creo un nuevo sub-género en la historia de los juegos de fantasía.
La mejor parte de un viaje, son las memorias y aprendizajes que nos acompañan.
Gracias al inmenso desarrollo de la franquicia, miles de historias inventando mundos alternativos se han construido en honor al mismo como «Golden Sun», o mi favorito personal, «Fire Emblem».