Las palabras tienen poder creador, sobre todo, de identidades. Aprender a convivir en la diversidad requiere una actitud interior que nos lleva a dialogar antes que a imponer. Desde esta mirada, el docente se convierte en anfitrión de sus estudiantes. Es un docente que se esmera para que todos se sientan cómodos y a gusto para comprender y aprender. Les ofrecemos algunos pocos ejemplos sobre el lenguaje respetuoso de la diversidad.
1. Respetar los pronombres preferidos de los estudiantes ayuda a que se sientan a gusto y se «den permiso» para aprender mejor.
2. El lenguaje no sexista no se logra reemplazando letras por caracteres (lxs alumn@s) o el uso de la «e» final (les alumnes). En español, los sustantivos colectivos son de género neutro. Por ejemplo, los estudiantes (participio activo del verbo estudiar), clase, todas las personas.
3. Aprovechar las historias con diversidad (étnica, funcional, cultural, de género) para enriquecer los ejemplos y escenarios.
4. Nuestra cultura es digital y global. No permitamos que el lenguaje sea una barrera más a sortear en nuestro compromiso con el respeto por lo local. Expliquemos los modismos o expresiones usadas teniendo en cuenta la diversidad del caudal léxico de nuestros estudiantes.