Ex-jefe: ¡Qué pena que nos dejaste!
Yo: ¡Qué pena que no me escuchaste!
Joel Artigas en LinkedIn
¿Será que estamos «formateados » para escuchar (clases magistrales, sermones y afines) que para dialogar?
Es posible que el despido ocurriera, pero se perdió una valiosa oportunidad para aprender.