Las palabras tienen poder creador, sobre todo, de identidades. Aprender a convivir en la diversidad requiere una actitud interior que nos lleva a dialogar antes que a imponer. Desde esta mirada, el docente se convierte en anfitrión de sus estudiantes. Es un docente que se esmera para que todos se sientan cómodos y a gusto para comprender y aprender. Les ofrecemos algunos pocos ejemplos sobre el lenguaje respetuoso de la diversidad.
- Respetar los pronombres preferidos de los estudiantes ayuda a que se sientan a gusto y se «den permiso» para aprender mejor.
- El lenguaje no sexista no se logra reemplazando letras por caracteres (lxs alumn@s) o el uso de la «e» final (les alumnes). En español, los sustantivos colectivos son de género neutro. Por ejemplo, los estudiantes (participio activo del verbo estudiar), clase, todas las personas.
- Aprovechar las historias con diversidad (étnica, funcional, cultural, de género) para enriquecer los ejemplos y escenarios.
- Nuestra cultura es digital y global. No permitamos que el lenguaje sea una barrera más a sortear en nuestro compromiso con el respeto por lo local. Expliquemos los modismos o expresiones usadas teniendo en cuenta la diversidad del caudal léxico de nuestros estudiantes.